Ya sea que te hubieran dejado, o que tú has dado por terminada una relación; el dolor en diferentes niveles es inevitable. Todo duelo toma tiempo, no uno, ni dos, ni tres semanas, pueden ser meses…. ¿Qué hacer cuando sentimos que no tenemos fuerzas para sostenernos? Las alternativas son variadas, pero hay una, la más difícil quizás pero la más efectiva: confrontarnos a nosotros mismos en nuestra sensación de sentirnos incapaces de resistir, la verdad es que todo duelo saca a la luz nuestras emociones más reprimidas.
Dice Hellen Keller «Aunque el mundo esté lleno de sufrimiento, también está lleno de personas que lo han superado» y es verdad, se necesita fuerza de voluntad para avanzar, para seguir viviendo, para dejar de resistir el dolor. Se necesita aceptar el nivel de apego, de dependencia, de inmadurez que hemos sostenido por largo tiempo que nos impide hacernos cargo de nosotros mismos, que nos impide autocuidarnos, que nos impide nuestra propia autonomía y conducir nuestra propia vida. A veces, es más fácil que otro nos cuide, nos aguante, nos tolere, que hacerlo nosotros mismos, nos encarcelamos a nosotros mismos y a nuestras vidas esperando que esa persona nos salve de nuestra propia realidad.
¿QUÉ AVIVA LA LLAMA DEL DOLOR?
El drama: amamos nuestros dramas, hemos sido criados para el amor con sufrimiento, para el amor con sacrificios, algo dentro de nosotros se alimenta con ese dolor que aunque tóxico nos hace sentir vivos. Lamentablemente el dolor es adictivo, tan adictivo como la ilusión o la esperanza de superarlo.
Las historias inconclusas: si estás esperando que te busque…… no esperes más. Una persona que se estima resuelve lo que tiene pendiente y no se permite alimentar el miedo, la zozobra, la ansiedad , la incertidumbre, por el contrario, no se deja llevar por teorías de falsa dignidad y resuelve de frente lo que necesita, se permite expresar lo que siente sin culpar al otro, asumiendo sus propias dolencias y frustraciones. La mejor idea es asumir sus propias emociones, acciones y pedir lo que necesita a esa pareja ya sea para continuar o para reestablecerse.
Adivinar lo que le pasa al otro: es la historia del disco rayado en la cabeza. No sirve para nada, excepto para desgastarse a sí mismo. Es la necesidad intensa de anticipar lo que pasará o incluso, lo que está pasando. Es consultar las redes sociales, perseguir con la mente o con la ideas al otro. Esta práctica nos encierra en un círculo vicioso que nos distrae de la necesidad de seguir adelante. Al final es una evasión severa de la realidad, que no puede ser resuelta en el escenario mental de nadie.
Culpa: esta relacionada con un delirio de «grandeza» que disminuye el poder del otro. Es una rabia disfrazada y la podemos sentir hacia nosotros como sentirnos culpables, o creemos que lo que nos pasa es su responsabilidad. Es como si dijera «pobrecito/a» «sin mi se va a morir» «es que yo no fui buena, o sincera» «me estoy muriendo sin ti» «tu acabaste con mis sueños» practicamente creemos que la vida nuestra o la del otro estuviera en nuestras manos o en las suyas y si es así, pues es creer que la si la solución no depende de nosotros y eso no es verdad.
Deseo inconsciente de justicia: se trata de esperar que el otro nos valore, reconozca su tremendo error de no habernos escuchado, de no habernos dado nuestro lugar, esperar que el otro se arrepintiera, que nos pidiera perdon, que sufra por nosotros, que no pueda vivir sin mi, que le duela, que nos diera la razón o nos reconociera todo nuestro amor o sufrimiento, que nuestra recuperación dependa de esto definitivamente nos atasca.
COMO INICIAR EL CAMINO DE SALIDA
ACEPTAR EL PRESENTE : Voy a citar a uno de los mejores exponentes de ésta idea, Eckhart Tolle en su libro el Poder del Ahora: “Acepta; y después actúa. Acepta cualquier cosa que contenga el momento presente como si la hubieras elegido. Trabaja siempre a favor del momento, no contra él. Haz del presente tu amigo y aliado, no tu enemigo. Esto transformará milagrosamente tu vida.”
INVOCAR NUESTRA PROPIA FUERZA: significa reconocer que al final todo dolor pasa, nada dura para siempre, y que la vida nos ha diseñado con cualidades para sobreponernos. Es llorar con la certeza de que todo va a pasar, el llorar y al mismo tiempo recordar que muchas veces hemos superado cosas que creímos que nunca pasarían. Es tomar la decisión de transformar la tristeza en fuerza de voluntad inspirándonos. ( Un día a la vez). Los invito a leer la Biografía de Hellen Biografía Hellen Keller
TRANSFORMAR TUS HÁBITOS: es quizás el tema más confuso. No es fácil aceptar que nuestra rutina se tranforme, nos cuesta volver a empezar. Somos seres de costumbres, pero esto no será la excepción y al cabo de unos días esas nuevas costumbres se instalarán en la nueva vida, entonces reemplaza los espacios vacíos, por nuevas prácticas, por nuevos valores en tu vida sentimental, pero no cedas ante tus hábitos amorosos destructivos.
DALE UN SENTIDO A TU EXPERIENCIA: Las emociones tienen su lógica y cuando la comprendemos algo muy adentro de nosotros alcanza un profundo alivio. Permitirte un conversación contigo mismo en el sentido de » Esto tenía que pasar para que yo…» » Jamás me había dado cuenta que era capaz de…» «La verdad es que no podía seguir mientiéndome». Como alguien escribió y leí hace poco, necesitas un «sincericidio» que mate tu victimismo y rescate lo bueno entre tanto malo.
INVOCAR UN PODER SUPERIOR: todos necesitamos un santuario interior para sanar. nunca como cuando estamos tristes necesitamos creer que estamos siendo acompañados y empoderados. Medita, ora, habla con tu poder superior expresándole tu necesidad de recibir una fuerza inagotable, una bendición, apoyo y guía divina y confía.
Sólo me resta decirte que detrás de todo dolor hay una bendición disfrazada que se irá mostrando poco a poco… porque sufrimos como niños indefensos para dejar nacer el adulto que nos permitirá experimentar la libertad emocional…